En República no hay más límites que la imaginación y la voluntad del pueblo, por tanto, de todo se puede hablar y no hay nada —excepto el racismo, el machismo u otras formas de discriminación—, que no se pueda someter a las urnas: la salvaguarda de la cultura, la estructura económica de la sociedad, la autodeterminación de los Pueblos, el trazado de las fronteras, etc.

La República es el respeto de la libertad de culto —y no culto— de la ciudadanía, pero sin permitir injerencias políticas de las organizaciones religiosas. Ningún credo merecer subvención pública, habiendo antes tanto por hacer y tan poco para hacerlo. En República, por tanto, el Estado debe ser laico desde la raíz hasta la bandera, para empezar, por cuestión de igualdad, puesto que favorecer cualquier opción, sería un agravio para las demás. Quien quiera un cura, que se lo pague.

República es poder popular, transparencia, austeridad, pacifismo, defensa de lxs trabajadorxs, respeto a las minorías… República equivale a legitimidad institucional, participación ciudadana, defensa de los oprimidos, compromiso solidario y firmeza frente al fascismo.

Una República no puede destruir la esencia de la democracia, valiéndose de artimañas como una legislación electoral fraudulenta o mediante la capacidad para ilegalizar ideas legítimas que incomoden al poder establecido.

Una República decente no puede prestarse a cooperar en las tareas de exterminio de la población civil de otros países, con el objetivo de satisfacer las pretensiones expansionistas de otras potencias, ni siquiera a cambio de dinero, influencia o supuesta estabilidad: no se comercia con el genocidio. La República renuncia al uso de la guerra como instrumento de política nacional.

La República puede ser imperfecta —cierto—, pero precisamente por su carácter democrático, junto al anarquismo, es uno de los sistemas menos imperfectos que se conoce.

Pero… ¿y el Rey? El rey no es mejor que tú. Si quiere un sueldo, que trabaje; y si le gusta la política, que milite o funde un partido… pero mejor lejos de aquí.

¡Salud y República!